lunes, 28 de noviembre de 2016

Carta sin dedicar...



En definitiva tienes ese algo que me hace pensarte. No sé si andes enojada, o la escuela está muy cabrona, o si ya estas saliendo con alguien y por eso llevamos varias semanas sin hablarnos bien o vernos y digo, no tendría por qué insistir, pero es que me importas, y me importa lo que pienses de mi o sientas. Voy a decírtelo: hasta he pensado en escribirte un poema dedicado pero no sé cómo, tengo miedo de que esté lleno de suspiros y pendejadas.


Recuerdo que cuando era pequeño me decían una cosa: en la noche negra una mesa negra una hormiguita negra, Dios la ve. Y yo añado: Dios ve a la hormiga pero a mí qué va a verme.


También pensé escribirte algo, misterioso lleno de ocultismo, y cosas darks jaja con la idea de atraerte con lo que te gusta, pero justo eso no podía escribirlo.


Si no sale de mí no puedo, qué raro.


Pero claro, me pregunto por qué pasamos ese tiempo y me contaste esas cosas si sabias que escribo, entonces por qué, me dan ganas de hablarte, pero pareciera que lo hago en el peor momento, pero no es tan sencillo porque eres dulce de verdad, o a mí me lo pareces. No eres una zorra con garras en el corazón, pero de todas formas que hayamos pasado ese fin de semana juntos fue increíble, aunque no soy un monstruo con piernas torcidas y mejillas verdosas tampoco soy Clint Eastwood ni siquiera Liam Hermsworth con esos ojos que hipnotizan, pero que según su ex , no pudieron darle lo que necesitaba… más bien soy del tipo normal de suburbio blanco, con el pelo castaño rizado y por supuesto con los ojos cafe.


Pareciera que cada vez es mas raro encontrar personas de cabello negro, los castaño van creciendo y se apoderan del mundo.


Otro motivo para que tu seas rara, tienes el cabello negro y me puedes decir que siempre puede uno teñirse y hasta aclararse el cabello o la piel como Michael Jackson con piedra pómez y cosas de farmacia que te joden por dentro, pero de todas formas sus hijos cuando los tenga serán negros. Un día los chacas del rumbo llegaron a la fiesta de la escuela sólo para exhibirse y yo pensaba: por más que te plantes una cresta de gallo y te vistas como un cuervo brillante, sigues siendo el mismo pendejo.


Por eso yo no trato de impresionar, a veces ni siquiera hablo con las personas, y me cuesta mucho no saber que decirte… incluso escribiendo.


En lo que me doy cuenta de que no sé escribir es en que me pierdo todo el rato, comienzo una frase y luego me dejo llevar, tacho, salgo en diagonal, vuelvo, y al final me pierdo, tengo que releer para acordarme de lo que estaba escribiendo.


Me digo que los que escriben tienen planos como los arquitectos, después sólo tienen que rellenar bien las casillas, saben a dónde van, es un oficio que han aprendido, yo tiro de mi pobre hilo como puedo, no son los sentimientos ni las ideas, lo que más me falta son las palabras.


A veces no puedo hablar cuando es necesario.


Como aquella vez que te di la flor, o cuando me dijiste que luego hablaríamos y hasta la fecha no hemos hablado.


Entonces siento tantas cosas que no sé cómo expresar, a veces me pongo histérico, ¿Cómo aprendieron los demás? Resultado, aquí la gente, las chicas y los tipos, se contentan con una miseria de lengua, con una miseria de relaciones, con el wey y bye, con OK, putamadre y vete a la verga, ya lo han dicho todo ya se quedan sin palabras.


Yo, naturalmente, sudo tinta para no escribir ni hablar como ellos hablan, luego lo copio todo aquí, el argot también es un problema y es limitado, no estoy seguro de acertar. No todo el mundo en todas partes tiene las mismas palabras, ni yo mismos conocimientos.


JAJAJA Yo no sabia que el atole champurrado era de masa y chocolate, contigo supe de que se trataba...


Siempre esa sensación de que falta algo, de que siempre hay una playa blanca a la que no te acercas, mejor vigilada que el Banco Nacional, un isla llena de frutas numerosas y magníficas, palabras que la gente usa y disfruta, es como ir sacando de un tesoro en un paraíso, pero cuando las quiero decir, no, me dicen, tu no, tu nunca, tu continúa remando, dobla la espalda rema cabron, ¿por qué levantas la vista? no hay que mirar por encima de la borda ni escuchar las bonitas canciones de allá abajo, al suelo, latigazos, te la ganas.


Excluidos, dicen. ¡Y vaya drama que hacen con eso! Demonios, hasta coloquios y todo. Pero excluidos de qué, de nada.


Ni siquiera puedes saber de qué te han excluido. ¿De la vida?


¿De esos sitios que se ven en la tele con albercas, música a todo volumen y bikinis de colores pastel? Pero son lugares de otro planeta, no pueden estar aquí en la tierra, es cine de mentira.


Hasta el sol es de mentira. Aquí nunca hace buen tiempo. Son bloques de pisos contra el buen tiempo. A veces hace mucho calor, incluso un calor agobiante, pero buen tiempo nunca. Buen tiempo es otra cosa, esto no. No muy lejos hay otras colonias que se podría confundir con las de la zona escolar o con cualquier otra, lo han bautizado Las Shadows (Las Sombras) pero un amigo dice que tiene familia allí, dice que las sombras las hacen los edificios a los árboles y no al revés. Los árboles son como nosotros, plantados como objetos sin saber por qué, como nosotros, no se pueden mover, me dirás que con todos los árboles pasa igual pero éstos son peor, están en la fealdad, en el sol gris, tienen que traerlos de fuera y además todos son iguales, variación cero, ni arbustos ni flores porque vandalismo, un árbol cada quince metros en línea recta, mi madre dice que por la mañana si sales temprano si hace viento los puedes oir llorar.


Tu puedes pedirme mucho y lo sabes, mucho mucho, incluso que haga una o dos pendejadas. Tu voz tus ojos es sí y sí. No encuentro otra palabra para ti.


Mi problema también es que no sé el camino, me pierdo.


Te contare algo que me sucedió mientras jugába smash hace un tiempo: estaba ahí, y de repente recuerdo una cosa que me dijiste mientras estábamos acostados medio dormidos y que me olvide de escribir: me gusta hablar de todo esto contigo, dijiste. Me gustan tus ojos cuando te hablo.


No sé a dónde mirar, ya no sé dónde está el mundo. Todo se ha desplazado. Tengo la cabeza allí, tengo los hombros, estoy sentado, tengo las manos apoyadas en el control, recuerdo muy bien ese momento, no escucho a los demás pero los oigo y al mismo tiempo mi corazón se ha escapado lejos no sé a dónde, no está conmigo ese músculo.


Me siento solo, un poco aparte, así que hago un gesto con la mano y luego salgo como si tal. Me encuentro fuera, sigo solo y camino por la calle, camino lentamente porque nada me empuja y nada me atrae, sólo tratando de recordar lo que han dicho los otros y también lo que he visto, esto lo hago siempre para luego poder escribirlo todo sin enredarme. Esperaba encontrarte pero pareciera que la tierra te trago, ya ni se hace cuánto fue la última vez que te vi. Dos semanas? Tres?




A ratos me alegro de nuestro tiempo, que nos miráramos y habláramos, pienso que soy el único, incluso el único de aquí al que besaste y el olvido no puede nada contra eso, a ratos estoy hecho polvo, me tiemblan los labios y tengo un nudo de tristeza en el fondo del estómago sobre todo los días en que quiero hablarte, es un sentimiento nuevo que me acompaña todo el rato incluso aquí ahora que escribo, no puedo parar de hablar de eso y no sé qué hacer contra eso.

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